Diciembre tiene un ritmo especial: mezcla de nostalgia, celebraciones y reflexiones. Entre listas de pendientes y reuniones, es fácil olvidar algo fundamental: bajar el ritmo y darnos permiso para sentir.

Porque este mes puede eliminar muchas emociones. Entre la melancolía del año que termina y la presión de las fiestas, es fácil caer en la trampa de ocultar lo que sentimos. Pero la verdadera fortaleza surge cuando te permites ser auténtica.

Cuestiónate por un momento, ¿y si tu vulnerabilidad no fuera una debilidad, sino tu mayor fortaleza?

Quiero invitarte a explorar cómo ser auténtica y conectar con tus emociones puede transformar tu experiencia de este mes, desde una perspectiva espiritual y cotidiana.

 

Mis 3 Claves

1. La vulnerabilidad como puerta al autoconocimiento

La vulnerabilidad no es debilidad; es la puerta hacia el autoconocimiento. Muchas veces reprimimos emociones como la tristeza o el miedo, creyendo que debemos estar «bien» todo el tiempo. Pero cada emoción tiene un mensaje. No se trata de evitar el dolor, sino de estar contigo misma en cada momento, sin pretender ser otra persona.

¿El reto? No juzgues. Practica la aceptación radical: cuando aparezca una emoción, respira y siéntela. Date permiso de ser coherente con lo que sientes, de ser tú.

Inspiración Hygge: Toma un momento de calma. Una taza de café o té, una manta cálida… esos pequeños rituales te ayudan a estar presente con lo que sientes, sin resistencia.

 

 2. Entiende la energía de tus emociones

El Dr. David Hawkins, en su libro Dejar Ir, (si no lo has leído, regálatelo), nos enseña que cada emoción tiene una frecuencia vibratoria. Las emociones más densas, como la culpa o la tristeza, vibran bajo. En cambio, emociones como la gratitud y la alegría tienen frecuencias más altas. Pero aquí está la clave: no se trata de forzarte a sentir «bien». La verdadera transformación llega cuando permites que las emociones fluyan.

¿Cómo hacerlo? Cuando sientas una emoción difícil, obsérvala sin apego. Reconoce su presencia, pero no te identifiques con ella. Este proceso libera la carga emocional y eleva tu vibración de forma natural. Es un proceso de transformación emocional que empieza por aceptar lo que eres ahora.

 

3. Conéctate con el presente, sin máscaras

La vulnerabilidad auténtica sólo puede existir en el momento presente. Cuando estás aquí y ahora, sin pretender ser alguien más, te reconcilias contigo misma. Practicar la presencia plena significa aceptar lo que eres en este instante, con tus luces y sombras. La verdadera calma llega cuando dejamos de luchar contra lo que sentimos.

Practicar la presencia plena no significa eliminar las emociones difíciles, sino habitarlas con conciencia. Ser vulnerable es un acto de valentía que abre las puertas a una conexión profunda contigo misma.

Ejercicio práctico: Dedica unos minutos al día a la respiración consciente. Cierra los ojos, respira profundo y siéntete. Sin juicios, sólo presencia. Esta pequeña práctica te ayuda a reconectar con tu Ser verdadero.

 

Pequeño resumen para conectar contigo:

🌿 Permítete sentir: No ocultes tus emociones. Cada una tiene un mensaje importante para ti.
🌸 Encuentra calma en lo cotidiano: Disfruta pequeños momentos Hygge: una taza de café o té, un rato de lectura o un paseo tranquilo.
✨ Eleva tu vibración: Observa lo que sientes, reconócelo y déjalo fluir. Elevarás tu energía y abrirás espacio para más alegría.

 

¿Lista para transformar tu vulnerabilidad en tu mayor aliada?

Este diciembre, regálate un momento para reconectar contigo misma.

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La transformación empieza en lo cotidiano, en ese pequeño espacio que decides dedicarte.

 

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Con cariño 🧡

Helena

 

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