Tomar la vida

 

Tienes la elección de liberarte de la repetición para nacer a tu propia historia.

La navidad significa natividad o nacimiento interior.

 

Según las enseñanzas del maestro Gerardo Schmedling sobre la navidad:

Navidad es lo que Jesús llama el segundo nacimiento.

Una vez nacerás de la carne y otra vez nacerás del espíritu.

El nacimiento del espíritu es cuando asumes completamente el manejo de

toda tu entidad humana, desde las emociones, los sentimientos de toda la

parte mental y aún la misma comprensión.

El archivo de la parte genética, el archivo de la personalidad que le llamamos

el hijo del hombre, el archivo de la conciencia permanente, el archivo de la

vida, que es lo que llamamos el Padre Mío, o partícula de Dios o Chispa

Divina.

 

Si pienso en un nacimiento interior o un renacer, no lo concibo sin tomar a mi padre y mi madre con todo tal y como es ahora, con todo como fue y todo como será.

Padre y madre son indivisibles en ti mientras dispongas de tu cuerpo.

Por lo tanto, la esencia de tu linaje masculino y tu linaje femenino que a través de un espermatozoide de tu padre y el óvulo de tu madre crearon la primera célula primigenia que eres tú.

De ellos recibes el proyecto sentido y la herencia genética. Tu ADN emocional.

Y también traes tu Proyecto Divino. Tu ADN holográfico.

Este tema me apasiona y lo trabajo especialmente a través del análisis del árbol transgeneracional y los ciclos biológicos memorizados.

Me he prometido escribir sobre este apasionante tema desde mi experiencia y perspectiva personal y profesional.

 

Pero hoy, deseo compartir un poema de William Nicholson (1948) dedicado a los padres.

Empecé pensando que yo podía salvarte,
pero al final, sólo puedo alabarte.
Mi madre, la primera entre las mujeres,
mi cariño y mi consuelo,
mi seguridad, mi orgullo.
Sólo a ti quiero complacer,
sólo tu aprobación quiero conseguir.
Mi padre, el primero entre los hombres,
mi maestro y mi juez,
el hombre en quien me convertiré.
Ahora envejecéis,
seguís por delante de mí, como siempre será,
siempre más adelante en el camino.
Perdonadme por necesitar que seáis fuertes,
perdonadme por temer vuestra desdicha.
Si vosotros sufrís, sufriré yo,
sí vosotros resistís, resistiré yo.
Dadme la mano
y demos el paseo de siempre por última vez,
y dejadme ir.

En reconocimiento y amor infinito desde lo más profundo de mi corazón.

Tengo la certeza interior que este próximo año es un inicio de ciclo, de cosechar el fruto de mucho trabajo «puertas adentro» y transformación para consolidar el camino que percibo.

Gracias por acompañarme

Feliz Navidad y Feliz Año Nuevo

 

Hasta pronto, con amor

Helena

 

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